Las cocinas del siglo XXI, el corazón de la casa
Organizamos en ella encuentros con amigos, trabajamos con nuestro ordenador o consultamos la tablet para la nueva receta saludable del blog favorito. Las cocinas del siglo XXI son el espacio doméstico que mayor cambio han experimentado, como un reflejo de las transformaciones de la sociedad actual. El motor del hogar, lleno de vida y, por supuesto, un escenario donde comer es un auténtico placer.
Un espacio hiperconectado para la familia y los amigos

Los nuevos roles sociales y los estilos de vida actuales han revolucionado por completo el papel de las cocinas del siglo XXI con respecto al resto de las habitaciones del hogar. Son el núcleo vital y esta evidencia conlleva un cambio profundo en el modo de concebir su equipación y usos. Grandes, medianas o mínimas en sus dimensiones, se trata de estancias hiperconectadas donde los miembros del hogar están informados en todo momento a través de la televisión y el ordenador, internet… Las redes sociales son una herramienta habitual en el día a día de las cocinas del siglo XXI, y al parecer por encima de otros sistemas tecnológicos, como la domótica y los dispositivos inteligentes. En ellas se consultan principalmente recetas que propicien una cocina saludable y temas de salud y bienestar. Pero también las personas que hacen vida en las cocinas de hoy leen en estos canales información sobre ocio y contenidos de sostenibilidad.
Ante todo las cocinas del siglo XXI son lugares multifuncionales, han recuperado su capacidad de reunir a la familia, ser escenarios ideales para celebraciones informales o una lugar confortable donde los niños pueden realizar sus tareas escolares. La vida transcurre en ellas en diferentes momentos del día y para distintas actividades gracias a soluciones decorativas que dan respuesta a cualquier necesidad.
Más eco-friendly y cien por cien unisex

Todo apunta a que las cocinas del siglo XXI ya no son un territorio femenino. La sociedad actual las ha convertido en espacios domésticos cada vez más compartidos por el hombre y la mujer, aunque no aún de igual a igual. El número de usuarios masculinos que a diario se pone frente a los fogones para cocinar va en aumento, y no como forma ocasional sino como un función adquirida más. Por otra parte, si algo ha cambiado en estos espacios considerablemente es su elevado concepto funcional. Arquitectos e interioristas apuntan en este sentido que los proyectos de cocinas dan prioridad a soluciones y materiales prácticos y a la vez con altas prestaciones técnicas: desde porcelánicos de gran formato y fino espesor como revestimientos de suelos y paredes, a bellas encimeras de mármol, cuarcita y granito. Al mismo tiempo se apuesta por aparatos con tecnología sensible a los ruidos y olores, diseñados para ocupar un lugar discreto y concebidos para proteger el medio ambiente.

Un nuevo espíritu impera en las cocinas del siglo XXI: la conciencia cada vez más ecológica de las personas que hacen vida en ella y disfrutan de una cocina saludable, fomentando nuevos hábitos de compra. Desde dichas estancias se favorece un estilo de vida eco-friendly donde la reutilización de los alimentos y el reciclaje son capítulos importantes.